Combatiente de las YPG en Kobanê. Miércoles 10 de diciembre. |
Ayer, 10 de Diciembre, se cumplieron 87 días desde que el Estado Islámico, conocido habitualmente como ISIS, comenzase el asedio de la pequeña ciudad de Kobanê.
En una campaña de varios meses de combates entre las YPG/YPJ contra los fascistas, el pueblo kurdo y sus aliados decidieron, en esta pequeña ciudad en el lado sirio de la frontera con Turquía, dejar de replegarse y comenzar el inevitable combate contra la despiadada y cruel horda que lleva ya demasiado tiempo campando a sus anchas por Siria e Iraq.
Desde la formalización del Estado Islámico como un gobierno de facto y su independencia respecto al grupo insurgente Al Qaeda, su ya de por sí ciego y destructivo pasado logró tornarse aún más enfermizo cuando a todo el mundo comenzaron a llegar noticias de la vuelta de tuerca hacia la barbarie que han tomado.
Lapidaciones, secuestros de mujeres para convertirlas en esclavas y prostitutas (sin olvidar todas las violaciones sexuales que esto conlleva), la persecución y destrucción de todo aquello que no sea acorde a su "ley islámica", los asesinatos de miles de personas inocentes, la conquista e imposición de su Estado fascista a todo aquello que consideran "suyo", son innumerables las atrocidades que el Estado Islámico ha estado cometiendo, continúa haciéndolo y continuará si no es aplastado.
Ante la complicidad escandalosa de Turquía, llegando incluso a liberar a militantes del ISIS para que retomen su actividad dentro y fuera de Turquía, los incesantes combates entre el pueblo obrero turco y kurdo contra el gobierno de Turquía, que se siguen viviendo hoy en día, y ante el cruel oportunismo de Estados Unidos, que se ha lanzado de nuevo a una campaña propagandística contra el terrorismo, pero no destina a la guerra contra ISIS más que lo necesario para aparecer en los telediarios una vez cada 3 meses (recordemos que Obama prometió ya en Agosto acabar con ISIS y desde entonces la ayuda ha sido simplemente ridícula), ante todas estas tropelías contra el sentido común y la dignidad de la clase obrera de todo el mundo, solo unas personas están demostrando su implicación e indudable lealtad a la destrucción del fascismo; los revolucionarios de las YPG/YPJ.
Estas personas no solo pretenden acabar con ISIS, no son fanáticos suicidas que buscan el combate tratando de alcanzar un paraíso que creen existe en la otra vida. Tampoco son oportunistas tratando de aparecer en la foto y ganar votos, tampoco son enemigos casuales que por debajo de la mesa están negociando una alianza contra un tercer enemigo común, no.
Son personas que tratan de construir una nueva sociedad, una sociedad en la que no se decapite a la gente por creer en una religión u otra, una sociedad en la que no se esclavice a otros pueblos, ni tampoco una sociedad en la que una clase esclavice a la gran mayoría.
En Kobanê, y en toda Rojava, se está escribiendo una nueva página de la historia, una página que puede significar un temporal triunfo del fascismo, o el surgimiento de un nuevo estado al margen del capitalismo voraz que todo lo corroe.
Como se ha dicho ya muchas veces, en Kobanê se está luchando por la humanidad.
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